primero, tengo que aceptar dos cosas:
1. estoy peda
2. ya quiero terminar de escribir esto, para dormirme
...si me preguntan cómo estoy, fácil respondo: feliz y satisfecha.
la última función, hoy, hizo claras muchas cosas en mi cabeza. no hay mejor felicitación y crítica, que la personal. estoy tranquila, cansada y tranquila. buenos indicios.
estas dos últimas noches, el turis regaló momentos muy chingones. en la barra, en el baño, en la pista (el recodo y juan gabriel se vuelven ídolos), en las mesas, en la rocola. mucha gente muy hermosa que me da gusto poder tripear. varias cervezas adentro, después de escasez voluntaria. rico, rico. bailar.
lo más sincero, es esto: acepto que extraño. no puedo negarlo. siento tanta felicidad y quisiera contarle, tenerlo cerquita y contarle. que sonriera conmigo, que se alegrara conmigo. y no. entonces, conjugo el participio, en plural, otras veces, en singular. acepto y respiro tranquila. mando amor grandote y mucha luz.
hoy dejo de tener remitente.
vivo mi realidad y el instante. disfruto de todo esto, que tan bien se siente. de lo que se aprende, de lo que se evita.
el domingo me va a encontrar en casa.
quiero estar con la armida, y sorprenderla en el sillón, gritar luchitas y aventarme encima de ella, luego -cuando me gane, de seguro- abrazarla, besarle los cachetes, que me sepa aquí.
comer bien, sin prisas.
andar descalza todo el día (pero tooodo).
quiero ver que llegue, verlo servirse agua sin derramarla. reconocer las nuevas palabras del josué, enseñarle el rojo y el dos, a brincar del tercer escalón.
quiero colgar mis faldas por colores.
romper hojas de papel, sin sentir culpas.
escuchar lo que me tienen que decir los silencios
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