jueves, mayo 27, 2010

como siempre a esta hora -aunque a veces después-
dejo de perder el tiempo y pienso que debería lavarme la cara
acostarme a dormir

hoy antes de eso, no puedo evitar escribir
-sin afan literario, está de más decirlo.
pero lo hago, por si las dudas-

en la tarde M. se cortó
de su pulgar que apenas es la mitad del mío
brotaba una sangre roja y brillante
como pintura de uñas nueva

nunca había visto su sangre
-tan mía, podría pensar-

por un instante no supe qué hacer
mi hija sangraba
mucho
y yo frente a ella
sólo sentía un frío enorme

regresé para levantarla y llevar sus manos al lavabo
no supe que tan grande era la herida hasta que segundos después
el agua corría clara

pudo ser peor

ella dejó de llorar muy rápido
y yo con tantas ganas de hacerlo

ahí. a dos metros de mí se había rasgado la piel
con una lámina que no parecía serlo
luego de marcar con rojo nuestro trayecto
gasas, isodine, un vendolete para unir la piel
pensando que se unirá. pidiendo que no haya dolor
mis primeros auxilios tan bien heredados

M. estaba tranquila
antes de terminar mi labor de enfermera consternada
ya quería ir a contarles a sus titas la tragedia

la novedad en este año nueve meses

la cara de dolor era digna del óscar
quzá otra nominación menos comercial
todos parecían ya estar riendo
yo seguía con los ojos a punto de gotear

que cedieron, mientras limpiaba las manchas rojas
redondas
que se diluían lentas como acuarelas
en la loseta blanca


no es nada grave. tenía que pasar
en loop dentro de mi cabeza

- y eso que apenas puedo explicar
como un escalofrío pero al contrario
o algo así-




apenas, ésto comienza...




(lo hago, pero no me gusta lavarme la cara antes de dormir)

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